Textil es el término genérico aplicado originalmente a las telas tejidas, pero que hoy se utiliza también para fibras, filamentos, hilazas e hilos, así como para los materiales hilados, o no tejidos y tejidos, acolchados, trenzados, adheridos, anudados o bordados, que se fabrican a partir de entrelazamiento de urdimbre y trama o tejido, ya sea plano o elástico.

Hasta el siglo XX las fibras más utilizadas para los tejidos eran las naturales: el algodón y el lino que provienen de plantas, y la lana y la seda, que son fibras de origen animal. Posteriormente, y con el descubrimiento y desarrollo de los polímeros plásticos, se generalizó el uso de fibras artificiales que tienen origen natural y sintéticas de composición únicamente química, como el nylon y el poliéster.

Dentro del amplio grupo de los textiles, se engloban manifestaciones artísticas muy diferentes, y que podemos considerar como piezas del mundo de las artes decorativas, que tasar o valorar: tapices, alfombras, labores de bordado, vestimentas o trajes, etcétera. Hoy nos centraremos en el primero de ellos.

Tapiz: del francés tapis, que a su vez deriva del griego bizantino τάπης, es una obra de tejido tradicionalmente hecha a mano en la que se producen figuras semejantes a las de una pintura utilizando hilos de distintos colores.

Desde su origen remoto los tapices servían para abrigar las paredes en tiempo frío, evitando la radiación fría (o absorción de la radiación infrarroja emitida por el cuerpo humano, que enfría la piel), mejorando la sensación térmica en las estancias. Lo más probable es que los primitivos tapices fueran simplemente paños gruesos colgados de las paredes (como cortinajes) o extendidos en el suelo (como alfombras). Con el tiempo, fueron incorporando decoración y materiales caros (oro, plata, seda), convirtiéndose en objetos suntuarios y en auténticas obras de arte.

El tapiz es uno de los objetos más antiguos que puede considerarse mueble decorativo. De él se hacía uso para cubrir vanos y paredes, suelos y muebles importantes; pues hasta el siglo XVI se confundían los tapices propiamente dichos con los tapetes y alfombras. Desde el siglo XV los tapices se empleaban también como colgaduras en la decoración de las vías públicas con motivo de cualquier celebración importante (procesión, entrada real o recepción solemne, que llegaban a ser muy complejas -arquitectura efímera-). A partir el siglo XVII se popularizó el uso de las alfombras y los tapetes, distinguiéndolos perfectamente de los tapices, definidos por su posición vertical.

Se distinguen dos tipos de tapices, según la posición de los lizos o cordelillos que unen las bandas o secciones de la urdimbre con las perchas que se hallan en la extremidad superior a ésta y que facilitan el movimiento de los hilos:

  • De alto lizo, que se tejen colocando la urdimbre y todo el aparato en posición vertical;
  • De bajo lizo, que se tejen colocando la urdimbre y todo el aparato en posición horizontal, resultando de aquí que se logre mayor rapidez y abaratamiento de la obra aunque una inferior calidad.

amp_345825-1Tapiz de alto lizo.

El origen histórico de los tapices decorativos responde a la necesidad de decorar los muros, función que también cumplían las pinturas murales egipcias y de los relieves asirios, pero a la que sumaban su capacidad para de abrigarlos. Los tapices deben remontarse a los primeros tiempos del tejido decorado.

Entre las pinturas de uno de los célebres hipogeos de Beni-Hassán se halla representado un telar idéntico a los de alto lizo en el que trabajan dos tejedoras, y en otras pinturas del antiguo Egipto se dibujan cortinas que parecen de tapicería. El mismo carácter se descubre en varios relieves de los palacios asirios. Entre las descripciones del Tabernáculo judío se encuentra la del suntuoso tapiz ordenado por Moisés a modo de tienda del desierto (Éxodo, c. 36-39). También la Biblia recoge la existencia de la cortina o velo del templo de Jerusalén, dispuesta por Salomón con gran magnificencia, y que según Flavio Josefo, era de arte babilónico. No obstante, parece que en dichos cortinajes las figuras estaban bordadas y no tejidas.

Los antiguos griegos debieron usar tapices decorativos según se desprende de algunas decoraciones pictóricas de su cerámica. Así mismo los romanos, como lo revelan los cortinajes figurados en las pinturas murales de Pompeya, además de testimonios literarios de los que se infiere que dichas piezas procedían de Oriente. Salvo algún raro fragmento, no se conservan muestras de aquella época, aunque sí los tapices coptos (tipología prolongada en las comunidades cristianas egipcias medievales).

escudo2Tapiz copto.

En la Edad Media, tanto en el Imperio bizantino como en la cristiandad latina (por donde se difundió especialmente a partir del contacto con Oriente que supusieron las Cruzadas), costosos tapices embellecían los muros interiores de la iglesias y palacios. Aunque los originales se hayan perdido, se sabe que muchos modelos de mosaicos y tallas escultóricas (no sólo bizantinas, sino también longobardas y visigodas) fueron tapices bizantinos y coptos. La denominación de “página tapiz” para una tipología de ilustración de libros del arte hiberno-sajón refleja una similitud evidente con la trama geométrica del arte textil de tapices o alfombras del arte islámico (que prohíbe las representaciones figurativas -aniconismo-; como las alfombras persas o los cortinajes que ocultan la Kaaba).

5Almohada de Berenguela de Castilla, h. 1180-1246.

En la época del gótico internacional los tapices contribuían al esplendor de las grandes fiestas, lo que facilitaba su carácter movible. La posibilidad de ocultarse tras un tapiz para evitar ser visto, espiar o incluso asesinar, se convirtió en un tópico literario de la época de la literatura caballeresca (o, posteriormente, de los dramas shakesperianos). Estofas y reposteros constituían buena parte de los ajuares de las casas nobles. Para cubrir las paredes de salones lujosos se empleaba también desde el siglo XIV o XV el guadamecí, y desde el siglo XVI el terciopelo de seda bordado y el damasco.

tapiz_apocalipsis_2Tapiz de la Apocalipsis, Angers, siglo XIV

Los tapices flamencos, así como la producción pictórica de los maestros de la pintura flamenca, se convirtieron en una mercancía de lujo que se exportaba por toda Europa en la Baja Edad Media y durante todo el Antiguo Régimen. La especial relación que se estableció entre la región denominada Flandes (una imprecisa forma de referirse a la zona septentrional del Estado Borgoñón) y los reinos cristianos peninsulares medievales (especialmente la Corona de Castilla, y luego la Monarquía Hispánica -que incorporó los Países Bajos de los Habsburgo-), de donde provenía buena parte de la lana que llegaba a los talleres textiles de Brujas, Gante, Amberes, Bruselas, Malinas, Arrás o Tournai, ha llevado a la historiografía a identificar rasgos artísticos comunes que se han definido como estilo hispano-flamenco.

En la Edad Moderna, destacan los llamados tapices de Gobelinos, franceses. Un gobelino es un tapiz hecho en la Manufacture Royale des Gobelins de Paris o una imitación suya. Entre los gobelinos son famosas las series de La historia de Constantino, Las Musas, La historia de Alejandro, La vida de Moisés y Don Quijote.

Toma el nombre de Jehan Gobelins, un tintorero de lana que se dio a conocer a mediados del siglo XV por el color rojo escarlata que conseguía. Tenía su taller en París, junto al Bièvre, y la reputación de su familia superó a la del resto de tintoreros tanto que el río y la zona tomaron su nombre a mediados del siglo XVI.

1024px-La_Bataille_de_Zama_Jules_Romain_1688_1690La batalla de Zama (1688-1690). Diseño de Giulio Romano.

La historia de los tapices de Gobelinos, abarca desde el S.XVII, en que se instala la fábrica, hasta la actualidad.

También cabría destacar, ya en el S.XIX, los tapices surgidos del entorno del Arts&Crafts, como aquellos diseñados y ejecutados por William Morris. Su estética se encuentra ambientada en el mundo Art Noveau.

índiceThe Orchard, 1890, William Morris.

Los tapices son piezas con presencia habitual en el mundo de las subastas de artes decorativas. A pesar de que no es una pieza cuyo coleccionismo esté en auge (muchas veces se trata de piezas de una tamaño muy grande, lo que “espanta” a posibles compradores), debemos considerarlas como una obra de arte en toda su extensión: materiales ricos, técnica compleja, valor histórico, etcétera.

Por tanto, y dependiendo de aspectos como su rareza, estado de conservación, o incluso el tema representado, se trata de piezas que alcanzan precios elevados en el mercado secundario de las artes decorativas, que pueden llegar a los cientos de miles de euros.

Por ejemplo, en marzo de 2013, Christie´s, subastó un tapiz flamenco de los llamados “de verduras”, que se remató en 199.500€.

a_flemish_feuilles_daristoloche_verdure_tapestry_probably_grammont_mid_d5661843hTapiz flamenco, probablemente mediados del S.XVI

Señalar cómo son , este tipo de tapices de aspecto decorativo, los más valorados dentro del mundo de las subastas. Probablemente se deba a que los temas más habituales: épicos, religiosos… resultan difíciles de asimilar, y de encajar con las tendencias actuales de decoración.

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