Mobiliario es el conjunto de muebles; son objetos que sirven para facilitar los usos y actividades habituales en casas, oficinas y otro tipo de locales. Normalmente el término alude a los objetos que facilitan las actividades humanas comunes, tales como dormir, comer, cocinar, descansar, etcétera, mediante mesas, sillas, camas, estanterías, muebles de cocina…
El mobiliario puede ser el producto del diseño o considerado una forma de arte decorativa. Además del fin funcional del mobiliario, puede servir a un propósito simbólico o religioso. El mobiliario doméstico crea, en conjunción con otros objetos como lámparas o relojes, espacios interiores convenientes, confortables y funcionales.
El mobiliario puede ser artesanal o industrial, y por su gran carga ornamental ha sido considerado objeto artístico en la historia del arte decorativo, sobre todo el de la época pre-industrial.
Con el término Movimiento Moderno (sinónimo: Racionalismo) se conoce la cultura del siglo XX que, obstinada en superar la continuidad histórica de los estilos artísticos, reinventó las disciplinas, extrajo de cada una de ellas su contrario. Se trata, sin duda alguna, de la revolución artística más sobresaliente de la Historia. Veamos cómo se traduce esta afirmación en las distintas disciplinas y después ampliaremos su repercusión en las específicas del diseño.
Si antiguamente el diseñador supeditaba la belleza del objeto a su decoración -al menos, en buena medida-, ahora deberá alcanzarla manipulando la estructura. Más aún, para los estructuralistas puros (los llamados “diseñadores funcionalistas”), la belleza deja de ser una finalidad de la creación, y afirman, como Platón, que un objeto útil es bello por añadidura. Detrás de este ideal estético subyace un ideal socialista de producir objetos bien diseñados a precios asequibles para la masa creciente de ciudadanos con economías ajustadas.
A menudo, en vez de Movimiento Moderno, los libros de arte emplean la expresión “Racionalismo”. Con esta voz se refieren al empleo de la geometría como base de todo el diseño, por lo que la geometría tiene de reducción intelectual de la diversidad natural a unas pocas figuras elementales. Esta reducción se vuelve necesaria cuando, con objeto de reducir costes, se pretende la elaboración en serie dentro de una fábrica.
El Movimiento Moderno nace en el período de Entreguerras y triunfa después de la Segunda Guerra Mundial. En efecto, después de 1945 su éxito fue tan inmenso y caló hasta tal punto en el pensamiento de artistas e intelectuales que a través de él se llegó a formular la oposición “antiguo-moderno”. En adelante, un objeto será calificado de antiguo si exhibe decoración aplicada (es decir, decorativista) o de moderno si carece de ella y exhibe desnuda su estructura o construcción (estructuralista). Oposición que en nuestros días debemos comprender como un mero binomio de especulación intelectual sin connotaciones valorativas.
FASES DEL MOVIMIENTO MODERNO:
- Fase Proto-racionalista, hasta la Primera Guerra Mundial. En esta fase el Racionalismo no logra destacar como cultura de Occidente. No obstante, los historiadores hallamos indicios de que algo está cambiando, de que está naciendo esa nueva criatura artística. Por ejemplo, los muebles netamente estructurales de Michael Thonet, elaborados exclusivamente con varillas curvadas.
Michel Thonet, diseños de sillas.
- Fase Canónica, período de Entreguerras. Es el tiempo de los creadores que idean y materializan las bases del Movimiento Moderno por medio de la geometría y la abstracción, y la fundamentan con manifiestos, conferencias y libros: Gropius, Breuer, Le Corbusier, Mies van der Rohe, Terragni, etc. En artes plásticas aparece la pintura abstracta geométrica (Kandinsky, Malevitch). Todavía en esta fase se trata de una cultura tangente o menor desde el punto de vista de la producción, dominada ésta por la cultura Art Decó. En diseño se distinguen cuatro estilos modernos, más compatibles que excluyentes: el estilo funcionalista, el estilo orgánico, el estilo expresionista o constructivista y el estilo neoplástico.
Le Corbusier, Pavillion chair.
- Fase Internacional, después de la Segunda Guerra Mundial y con éxito indiscutible y hegemónico por lo menos hasta 1973. Los diseñadores modernos son tan abundantes que pueden estudiarse a través de agrupaciones regionales: los escandinavos, los italianos, los estadounidenses etcétera. Las artes plásticas alcanzan la máxima libertad a través de la abstracción informalista.
- Fase Tecnológica, también llamada High-Tech, iniciada hacia 1975 y todavía vigente, desembocadura estética de la fascinación estructural y tecnológica.
- Fase Minimalista, comenzada hacia 1980 y de moda en la década siguiente. Estilo derivado del neoplástico, de un formalismo rígido.
Destacaremos algunos de los más importantes aspectos de la que se denomina fase canónica, como ya hemos mencionado, dividida en cuatro estilos modernos. En la década de 1920 se consuma la revolución artística más importante desde el Renacimiento: la plástica abandona la figuración y el diseño abandona la decoración aplicada. Cuatro estilos modernos se disputan la trascendencia del Racionalismo: el estilo funcional, el estilo expresionista o constructivista, el estilo neoplástico y el estilo orgánico. En este capítulo estudiamos los tres primeros, todos ellos caracterizados por las formas ortogonales.
Bauhaus y la transparencia. Concluida la I Guerra Mundial se inicia la reconstrucción de Europa. Walter Gropius, de pensamiento ilustrado y en esencia un educador, quería vacunar a la sociedad de las mezquindades que nos arrastran al belicismo mediante un diseño donde la transparencia formal simbolizara la transparencia institucional. Aprende de la ingeniería gótica la posibilidad del espacio libre sostenido por delgadas estructuras férreas y sorprende tempranamente al mundo de la construcción con sus oficinas en la fábrica de zapatos Fagus (1914). Después de la Guerra diseña la Bauhaus al completo, programación, ideales, pero también el edificio. Allí se educa en la democracia con métodos solidarios y participativos que involucran a profesores y alumnos. En diseño, se insiste en la forma racional y desornamentada de los objetos para adaptarlos a la producción en serie de las fábricas, conducente a una producción de calidad adaptada incluso a los febles bolsillos proletarios. La Bauhaus de Dessau (1926) reúne tres cuerpos de funciones complementarias (aulas, talleres, residencia) interconectados mediante puentes de relación donde se ubican servicios generales como la cantina y el salón de congresos. El despacho de Walter Gropius, proyectado desde un papel cuadriculado, se convertirá en el despacho moderno de Occidente. Igual trascendencia obtendrá la decoración del apartamento de Moholy-Nagy, profesor de la Bauhaus, a pesar de su deshumanizada frialdad.
La misma transparencia la hallamos en el mueble de Marcel Breuer, verdaderamente el inventor del mueble moderno: moderno en el material (acero), en la estructura (carece de patas, soportes de las sillas antiguas) y en la función (muebles ligeros y transparentes, no monumentos). Su obra más famosa y repetida es la Silla Wassily.
Marcel Breuer, Silla Wassily.
El funcionalismo no penetró en las viviendas pero triunfó en el interiorismo laboral, sobre todo después de la II Guerra Mundial. Los trabajadores se distribuyen milimétricamente en un “atrio” de mesas idénticas que los unifican aparentemente sin jerarquía.
EL ESTILO EXPRESIONISTA O CONSTRUCTIVISTA:
No sabemos todavía cómo denominar al estilo del primer Racionalismo norteamericano, que alterna dramáticamente alturas de hormigón y cristal constrastando de este modo las desigualdades de color, textura y resistencia: Casa Lovell (Richard Neutra, 1824), Casa de la Cascada (Casa Kauffmann) y Museo Guggenheim (Frank Lloyd Wright, 1937 y 1944). En cualquier caso, el estilo moderno expresionista no afecta a la decoración interior. Por ejemplo, en el salón de la casa Kauffmann encontramos el espacio abierto y en esencia oblicuo patrimonio de todas las viviendas racionalistas.
Casa Kauffman, interior.
EL ESTILO NEOPLÁSTICO:
La revista holandesa De Stijl, nacida en 1919, tuvo a su profeta en Theo Von Doesburg y a su pintor canónico en Piet Mondrian. Son los creadores del Neoplasticismo. Habiendo deducido que los nacionalismos son la causa del odio humano porque exaltan y enfrentan las culturas locales, los neoplásticos ofertan arte universal, ajeno a etnias, tradiciones o memorias locales. A decir de Giulio Carlo Argan, los neoplásticos trataron de esterilizar el arte de las “perniciosas” culturas regionales empleando formas y colores universales. La línea vertical representa lo espiritual y lo viril, la horizontal la mujer y la naturaleza. Se logra así una pintura abstracta absolutamente cerebral, vacía de todo aspecto trágico o emocional.
Gerrit Rietveld vuelve tridimensionales los cuadros de Mondrian. Sus diseños se forman mediante la yuxtaposición de paneles geométricos simples y listones de colores primarios a guisa de mecano infantil. Queda en Utrecht su obra inmortal, laCasa Schröeder (1924).
ITALIA y ESPAÑA:
Resulta toda una excepción que en la Italia de Mussolini, al menos durante los primeros años de la dictadura, el régimen se mostrara abierto al arte moderno; Hitler, Stalin, Franco o Salazar, cada uno en su país, se mostrarán refractarios al Racionalismo y sólo promocionarán el clasicismo.
La Casa del Fascio en Como (1936) constituye la obra maestra del racionalismo italiano debida al gran diseñador Giuseppe Terragni. Asombra contemplar al Duce apretadamente inserto en un collage neoplástico, y causan maravilla las expresivos sillones de Terragni, cuyos soportes y reposabrazos respiran una vitalidad que el mueble no conocía desde Gaudí.
Giuseppe Terragni, silla de la Casa del Fascio.
La España vanguardista de la II República participó en la Exposición Internacional de París (1937) con un pabellón racionalista de José Luis Sert, donde se exponía la voluntad artística revolucionaria del Grupo de Arquitectos y Técnicos Españoles para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea (GATEPAC) y el cuadro más famoso del siglo XX, el Guernica de Picasso, realizado a propósito para condenar el bombardeo de esa ciudad que sirvió de preámbulo a la guerra civil española.
Interior de la Casa Bloc, GATEPAC.
MOVIMIENTO MODERNO. ESTILO ORGÁNICO:
En las casas modernas todos los muebles de almacenaje (baldas, armarios) se limitan a tramas ortogonales (estilo funcionalista), mientras los de asiento adquieren volúmenes envolventes de inspiración orgánica.
Estados Unidos e Inglaterra:
La silla es casi el mueble fetiche del estilo orgánico desde que Eero Saarinen y CharlesEames, lograran curvar láminas de contrachapado de madera y ganar el concurso “Diseño Orgánico para el Hogar” celebrado en 1940 (USA). El contrachapado consiste en capas finas de madera pegadas entre sí con las fibras en direcciones alternas para mejorar la resistencia.
Eames, Lounge Chair.
Eero Saarinem, Tulip chair.
En Inglaterra, el matrimonio Robin y Lucienne Day diseñaron las sillas Hillestak (1950), Hille (1963) y Polyside (1962), origen de la mayoría de las sillas apilables que puedan encontrarse en el mercado.
Robin y Lucienne Day, Polyside chair.
Escandinavia:
La contribución al mueble de Alvar Aalto fue decisiva en los años treinta porque al admitir el empleo de la madera (riqueza de su región) quebró el prejuicio funcionalista de circunscribirse a los materiales industriales. Acerca de su trabajo en el Sanatorio de Paimio, dijo: “Dirigimos nuestros pasos hacia las piezas de madera porque los muebles cromados y niquelados nos parecían psicológicamente demasiado duros para las personas enfermas”. Aalto utilizaba madera de abedul prensada, particularmente flexible.
Alvar Aalto, sillón nº31.
La madera caldea el riguroso estructuralismo del mueble escandinavo. Los padres del diseño escandinavo fueron Alvar Aalto, Bruno Mathson y Hans Wegner. Después de 1945 destacó el danés Arne Jacobsen, creador de las sillas más plagiadas del siglo XX. Utilizó contrachapado de madera moldeado, una técnica desarrollada en aeronáutica a lo largo de la II Guerra Mundial.
Arne Jacobsen, Silla hormiga.
Ikea es un fenómeno mundial en nuestros días, pero el secreto llega de tiempo atrás. Entre 1955 y 1963 inventaron el do-it-yourself de los muebles y las técnicas de embalaje plano; se ahorraba así en el montaje y se abarataba el transporte. En 1971 convirtieron las tiendas en almacenes self-service para eliminar dependientes. Desde luego, el diseño democrático en muebles es obra enteramente suya.
Italia y otros países
En los años 60 arrasa el diseño italiano. Las Trienales milanesas fueron un must de la actualidad mobiliaria. El diseño italiano de muebles parte de nombres lejanos como Gio Ponti, de estilo muy cercano al de los escandinavos, y Carlos Mollino, orgánico y surrealista.
Carlo Mollino, Mesa Arabesque.
Mueble posmoderno
Todo mueble que se desmarque de los estilos racionalistas cultivando, a veces incluso conjuntamente, el clasicismo, el colorido pop, los materiales inusitados y, sobre todo, el sentido del humor. Destacan nombres como Stack, Mendini o Venturi.
Philippe Starck, Eros Swivel Chair.
Robert Venturi, silla.
En el mercado secundario actual, cada vez son más habituales las ventas de muebles de diseño. Hay un interés por las grandes piezas, iconos del mobiliario moderno.
Por ejemplo, en Christie´s, en subasta dedicada a las artes decorativas del S.XX, se subastaron muebles de Mendini. Destaca un cabinet, realizado para el Estudio Alchimia en 1981. Su precio de remate fue de 16.730€.
Mendini, L´Angoliera.
En Bonhams, en subasta celebrada el 24 de septiembre de 2007, se subastaron unas sillas de Robert Venturi, rematadas en 3.381€.
Por tanto, no sólo los muebles antiguos son objeto de coleccionismo y venta, sino que cada vez son más las piezas actuales que se convierten en iconos del diseño, y son buscadas y valoradas en el mercado actual.
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