Curadores y asesores artísticos:

La gran especialización en los mercados artísticos más potentes ha alumbrado estas nuevas figuras de la intermediación. Las galerías más importantes (como Larry Gagosian, Marian Goodman o Barbara Gladstone) son a menudo establecimientos tan exclusivos que paradójicamente no admiten de entrada a cualquier nuevo coleccionista. La figura del asesor puede abrirles esas puertas para que el nuevo cliente pueda adquirir las obras antes de la inauguración. Por otro lado, los galeristas no pueden abarcar todo el mercado, y aunque viajen mucho con sus artistas a ferias y bienales, están en cierto modo sin movilidad, porque tienen que abrir a diario sus tiendas. Los asesores artísticos suelen suplir esas carencias trabajando en colaboración con las galerías a cambio de una comisión que suele oscilar entre el 10 y el 20% del valor de la pieza prescrita.
La moderna asesoría artística representa a grandes coleccionistas, como Philippe Segalot, asesor exclusivo de François Pinault, ocupándose solamente de la adquisición de las piezas más caras de los artistas más cotizados. La figura del comisario o curador, sobrevenida en la posmodernidad, sustituye en parte el papel que los críticos han tenido en los últimos setenta años. Su enorme influencia como creadores de grupos y tendencias explica algunos de los movimientos especulativos artísticos más importantes de los últimos treinta años.

tumblr_l489sqVYxc1qc6x7zo1_500

Gabriel Orozco. Black Kites,1997. Grafito sobre cráneo, 21,6 x 12,7 x 15,9 cm.

El comercio de arte mediante subastas es un tema fascinante y tan complejo que merecería un estudio pormenorizado aparte. Nos vamos a limitar ahora a dar algunos apuntes de los hitos más importantes para analizarlas. De los distintos tipos de subastas, la subasta pública es la más propicia para la puja de marchantes, expertos o coleccionistas asegurando, en lo posible, la compra a justo precio. Pero esto sólo se da en teoría. La puja pública también está parasitada por mecanismos de control de grupo. Entre ellos, contamos, por ejemplo, con la presión de las mafias de subasteros y sistemas de compére que hacen que lo que debiera ser una puja libre, sea una mera puja falsa; por otra parte, en el caso francés sobre todo, el fenómeno que se llama la revisión y que consiste en un acuerdo entre compradores por la puja de un objeto por ambos deseado, hace de parásito del libre mercado. Existen, por supuesto, ciertos sistemas que desbaratan o al menos dificultan estas estrategias. Se trata del establecimiento de precios de reserva o de subida de precios.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, las subastas se concentraban esencialmente en el eje Londres–Paris–Berlín. En los sesenta se repartió entre dos sociedades multinacionales, ahora hegemónicas: Christie’s y Sotheby’s. De treinta años a esta parte, han establecido una red mundial de ojeadores en busca de grandes piezas y colecciones.
Desde 1980, las grandes ventas mundiales se convirtieron en acontecimientos mediáticos de primer orden con los récords de venta del impresionismo y cubismo: Van Gogh, Gauguin, Picasso y Modigliani. Es tal la centralidad del sistema de subastas en la carrera profesional de un artista -por ejemplo Richard Prince-, que han llegado a reconocer que su éxito se ha fraguado gracias a ellas.
En el mundo de las subastas, a la sombra de las grandes casas, aparecen personalidades innovadoras como en su época lo fue Paul Durand–Ruel o en la actualidad Simon de Pury (Philips de Pury & CIA, NY) o Tobias Meyer, presidente de Sotheby’s.

2

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies
A %d blogueros les gusta esto: